La reciente masacre producida entre la añeja casta
bibliotecaria, para fortuna de la Wikipedia, arrancó los botones de sus manos muertas a algunos
representantes de la vieja guardia, siempre al servicio de #losmismosdeantes y
su pandilla, como Gaeddal, Bucephala e Ignacio Icke, pero hay que reconocer que
también desbotonizó a excelentes usuarios como Humberto, uno de los biblios más
trabajadores de todos los tiempos, y de talante sosegado.
AnalfabetoCG fue el heraldo tartamudo de las palabras
del steward de Meta, pero su agradecimiento a los biblios desbotonizados ha
generado hasta ahora reacciones, aunque escasas, bastante dispares.
Desde la simpática y ecuánime reacción de 4lex:
Hasta el vomitivo bramido
de Sanbec:
Gracias por el aviso, Beto.
Sinceramente, la política de
retirada por inactividad, aún respetándola, me parece una estupidez. Lo que ya
no me parece de recibo es que se retiren los flags sin ni siquiera un aviso
previo, como hacen en Commons. Es triste que "la comunidad" agradezca
así los servicios prestados.
Si eres tan amable, transmítele a la
comunidad que puede meterse sus agradecimientos por donde le quepa. Saludos,
--Sanbec ✍ 23 mar 2013 (UTC)
Pasando por la retórica victimista, al más puro estilo
ecemameliano, de Gizmo II en su dramática
despedida:
Con la frente marchita
Uno quiere volver de a poco, retomar
este viejo amor o cariño que tenía y luego recibe un baldazo de agua fría,
donde encima vienen a darle las gracias (reconozco que quien lo hizo es un
simple mensajero) por todo como si ya hubiera pasado su tiempo. Pues parece que
ha pasado efectivamente y estos lares ya no son los míos. Quiero dejarle un
abrazo grande antes de volver a donde evidentemente me debería haber quedado.
Salud, Brujita. --Gizmo II ¿Eu? 24 mar 2013
(UTC)
Otros, en lugar de ponerse por fin a trabajar, llegaron incluso
a intentar bloquear la propuesta de política, utilizando la
potente maquinaria capitulera.
La despedida más amarga, por
desapercibida, ha sido la de Renacimiento
(antes AstroNomo), aquel que repartiera en su día los botones como otros reparten churros. Esperaba el pobre conservarlos cual título honorífico, pero la nula actividad de su página de discusión, donde nadie ha pasado a congraciarse con él, recuerda el viejo adagio latino de Roma no paga a traidores. Como herencia envenenada suya, todavía el clientelismo y la corrupción continuan campando a sus anchas en el establisment, aunque hasta la Cardenala inicie su aggiornamento.
Queda claro que aunque se esté prácticamente ausente e
inactivo durante años, cuesta mucho desprenderse de los amados galones, por
mucho que repitan el mantra de que ser bibliotecario no es gran cosa… Solo
faltaba que los botones además de ser vitalicios fueran heredables. ¿Tan
difícil es aceptar que la comunidad ha cambiado y que hay que adaptarse? Mucho
queda todavía, sin embargo, para que gobiernen los mejores y los ilustrados y
nuestra desgraciada Wikipedia ocupe el lugar que le corresponde por volumen de
hablantes.